Aunque en ocasiones la cirugía podológica es el tratamiento de elección, en general, se reserva para cuando otras opciones más conservadoras no son capaces de solucionar el problema. Con ella se pretenden hacer las modificaciones necesarias a nivel estructural que solucionen la patología de forma definitiva.
Esta es una deformidad habitual que viene favorecida por el uso de calzado inadecuado, alteraciones musculares o estructurales del pie o problemas neurológicos entre otros. Aparte de una biomecánica deficiente al andar o al correr, el principal problema es que se crea un conflicto de espacio dentro del calzado produciéndose roces y dolores tanto en el dorso de los dedos como en la punta de los mismos. La utilización de plantillas personalizadas es un modo efectivo de frenar la deformidad y aliviar dolores en la planta del pie y dedos.
Es una alteración estructural que generalmente afecta al primer dedo del pie aunque tampoco es raro verlo en el quinto (el dedo más pequeño). Si no se trata con la progresión de la enfermedad, se verán afectados los dedos adyacentes afectando a la biomecánica de la persona y podrá derivar en problemas más allá del pie como puede ser en las rodillas, cadera o espalda.
Aunque tiene un componente genético, su afectación es más frecuente en mujeres ya que hay una relación directa entre el tipo de calzado que se usa y la aparición de la patología.
Ante los primeros signos, acude al podólogo para prevenir su aparición ya que una vez instaurada la deformidad la solución pasa por una corrección quirúrgica del pie afectado.
Es un crecimiento óseo provocado generalmente por microtraumatismos continuados de tracción de la fascia plantar en el origen de la misma. Esto puede provocar una inflamación y posterior calcificación en la zona dando como resultado el espolón calcáneo. Está demostrado que el tamaño del espolón no está directamente relacionado con el dolor, por lo que el tratamiento de primera línea irá enfocado a relajar dicha fascia mediante terapia física, estiramientos y plantillas personalizadas.
La causa puede ser una biomecánica deficiente, alteraciones estructurales o la utilización de calzado inadecuado que compromete el espacio dentro del zapato, dando lugar a la patología.
Aunque puede afectar a cualquiera de los espacios (de los huesos antes mencionados) es más común en el tercero y cuarto. Afecta principalmente a mujeres de mediana edad y se reconoce como un dolor agudo al apoyar que puede irradiar. En ocasiones, está la sensación de tener una bolita en la planta del pie o un pliegue en el calcetín.