Una vez presentada la lesión se abordará en base a las características del paciente y del tipo de herida.
Los principales factores que hay que tener en cuenta en un pie de riesgo son las alteraciones metabólicas como la diabetes mellitus, neuropatías y/o vasculopatías. Además, se debe tener muy en cuanta posibles deformidades en los pies que pudieran derivar en una alteración de la biomecánica ya que esto podría potenciar cargas de presión excesivas en el apoyo. El abordaje en este tipo de pies es en primer lugar preventivo.
Debido a las complicaciones asociadas que puede llevar, podría definirse como el pie de riesgo más común. Un control de la enfermedad, una buena alimentación, evitar el sedentarismo, inspección diaria de sus pies y una correcta hidratación podrían ayudar a prevenirlo.
Generalmente afecta en la planta del pie y se presenta con piel voluminosa, seca y caliente. Hay que prestar especial atención a este tipo de pies pues son insensibles y con ausencia de dolor, por lo que una posible herida puede avanzar sin que la persona afectada sea consciente de ello.
La curación de la úlcera requiere un enfoque integral de la persona, teniendo en cuenta los factores que pueden acelerar o retrasar la cicatrización de la misma.
La eliminación o corrección de los factores desencadenantes son vitales para el éxito del tratamiento.
El abordaje local pasa por la valoración de la úlcera, limpieza, desbridamiento y control de una posible infección. Los dispositivos de descarga se hacen imprescindibles para eliminar los roces o presiones causantes de las úlceras.
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